miércoles, 8 de septiembre de 2010

“El Duce” era un destacado estudiante

Redacción Local, Santafé De Bogotá,
17 de julio de 1995, El Espectador


El día que Humberto Peña Taylor, un santandereano de 28 años, llegó por primera vez a la Universidad Nacional en Bo- gota, por allá en el 87, se le atravesó, de una, a más de uno.'Llegó pisando fuerte y pa'lante '' Algunos compañeros de la Facultad de Derecho lo recuerdan como ese personaje delgado, de 1.70' de estatura, con gabán negro y voz fuerte que nunca se la dejó montar de nadie. Era frentero y no dejaba tirado a ningún amigo.
Lo bautizaron EIDuce, porque no creía en los círculos de po¬der, no pertenecía a ningún grupo o movimiento político y -siempre estaba solo. Pero lo que más le valió a Peña para que lo mencionaran hasta en la Universidad de Antioquia fue su vehemencia: "A donde quie¬ra que llegaba se hacía sentir no sólo por su presencia sino también por su discurso", afir¬ma una estudiante.
El alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, lo recuerda como un buen estudiante que defendía un ideario muy personal y que siempre estaba presente en los boliches y conflictos.
Tenía sus seguidores, inclui¬dos los primíparos descresta¬dos por sus congruentes y bien sustentados argumentos.
Rumbero a morir. La salsa y Andrés Caicedo lo sacaban a bailar. Eso sí, nunca tenía un peso en el bolsillo ni para una cerveza. Además no la necesitaba. Sus amigos nunca lo vieron tomar ni fumar.
Amigas muchas pero sus cuatro hermanas, don Her¬nando y Alba, sus padres en Bucaramanga, nunca le cono¬cieron ninguna novia., "A no¬sotros nunca nos dio proble¬mas, era una excelente perso¬na, buen estudiante y un gran amigo", sostiene su madre.
Pero desde el primer día en la Nacho se destacó por su forma de protestar. No habían pasado tres semanas de clase cuando organizó la primera revuelta contra las directivas de la ins-titución. La razón: no tenían salones para recibir clases. Ti¬raba piedra, formaba protesta y nunca se escondía.
Pero aquellos que vivieron de cerca a Peña, desmienten que él perteneciera a la Brigada Roja: "Ese grupo simplemente se_ la pasa pintando monachos en todas las paredes de la uni-versidad. Nada más. El Duce no se prestaba para esas cosas".
El 15 de junio a la 1:00 de la tarde, cuando Peña estaba en la cafetería de la Facultad de Derecho, un hombre y una mu¬jer le dispararon por la espalda y cuando cayó, lo remataron. Nadie pudo hacer nada ante el hecho. Al parecer, los sujetos se "cambiaron de ropa en la Fa¬cultad de Artes y se marcharon tranquilamente.

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