miércoles, 8 de septiembre de 2010

Carta a un Anarquista Muerto en Combate




Querido Duche o Humberto o Taylor o... como cada cual quiera llamarte según cómo te conoció.
Ya ves hermano, se cumplieron tus presagios, te cortaron el camino y no te dejaron asistir al ritual establecido del grado. Sé que para tí, para mí y para muchos ese acto fue y será importante. Para esta sociedad deprimente lo es más, por eso lo evitaron en fu cuerpo.
Humberto sonríe desde la tumba... mañana será peor y no porque sean más los muertos inútiles, ni por los desaparecidos ni hambrientos, no... sino porque hay un irreverente, un rebelde, un terco menos y eso duele en el alma.
Esta sociedad cumple sus amenazas. ¿Recuerdas aquella sentencia social en la cual se afirma que un individuo caerá en el lugar donde causa más problemas? Bien, se hizo realidad en tu existencia.

Te voy a comentar algo: hay personas tristes porque no has muerto tirándole piedras al vacío inútil, otras porque no te fuiste para el monte a recorrer pasos perdidos, y otras están desconcertadas porque muchos te lloramos con ternura. Yo creo que tú como buen anarquista moriste en combate por la vida, porque al igual que Biófilo Panclasta amabas todo lo que fuera vida y sabías que nunca nadie se va del todo.
Hermano, por tus diferencias te llevaré en la sangre, en el centro armónico como una perdiga incrustada que no me dejará tranquilo y así lo quiero.
Sé que desapruebas lo que te diré, pero compartía con vos el criterio de que nunca sabíamos quien tenía la razón, pero si entendíamos que quien mandaba imponía a la fuerza su verdad, por eso te mataron: por una verdad no compartida, ¿pero cuál?.
Probablemente estarás discutiendo —en el purgatorio o en el infierno— con Bakunin, Malatesta, Whitman, Rilke, La negra y..., o estarás negando otra verdad, o tan sólo paseas encantado con los ojos de Marilyn Monroe o deleitado con su cuerpo de diosa en el averno. Pero no irás al cielo, allí en esa mesa, sólo se sientan, alrededor de Dios, los imbéciles e idiotas que a todo dicen sí.
Gracias por tu terquedad, por ser piedra en el zapato, por ser aguja en el vientre, por seguir siendo; aunque no pueda verte en ese lugar de tu 'absoluta propiedad' llamado muerte, ve tranquilo Duche. Ya sabrás que sobre los sucesos ocurridos en Derecho se harán muchas investigaciones pero por fortuna nunca serán totalmente esclarecidos. ¿Recuerdas cuando afirmabas que las investigaciones suficientes respaldan cualquier teoría y que en caso de duda se hará aparecer una prueba como evidencia?.
Escuchando las múltiples versiones me viene a la memoria la ley de Murphy que dice: 'Los buenos tiempos terminan muy pronto, los malos continúan siempre'. En serio guardo la esperanza de que algún día aparezcan otros como tú que se vayan lanza en ristre contra los malos tiempos...
Ahora intentaré sacar este dolor que llevo en el alma. En ese mundo de la Universidad quien grita más tiene la palabra y ser claro es difícil porque la claridad confunde, nos hace pensar demasiado, ser concretos, lúcidos y tú y no querías eso, sino todo lo contrario, me entiendes verdad? No se (sic), con tu muerte no quiero desplegar veneno contra el sistema, ni contra el estado, ni contra las directivas, ni contra un determinado grupo, sólo anhelo pensar que la vida una vez más fue injusta y que no podías terminar de leguleyo o de litigante en una putrefacta oficina coreando o a izquierda o a derecha. No mi viejo, así tenía que ser, la vida es injusta pero sabia y te regresará a la Tierra a formar parte de la madre-conocimiento. Recuerda que las verdades naturales varían.
Creo entender por qué te acribillaron. Por error. Los únicos errores reales son los errores humanos. Esto es bien diferente a otra ley natural que asegura que la gente grata siempre tiene un final ingrato, pero estoy seguro que serás la excepción y con vos no se cumplirá la ley, ni aquél axioma que asegura que la memoria sólo sirve a su propio amo. porque un puñado (más de uno) te recordamos hasta siempre combatiente de la vida.
Carlos Araque o.
Maíz de Junio/95

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